DONDE EL CORAZÓN TE LLEVE
(Susanna Tamaro)
Perdida en un laberinto. O al final de un callejón sin salida.
En momentos así —los ha habido con más frecuencia de la que quiero admitir— siempre he buscado la respuesta fuera. Los demás eran los que debían resolver mis problemas. Debían guiarme por mi camino, solucionar mis conflictos, darme lo que me creía con derecho a exigirles.
Y yo huía. Corría sin rumbo, sin control. Ni un segundo de descanso. Constantemente moviéndome de un sitio a otro. Sin pausa. Una agenda digna de enmarcar: llena de actividades (de esas que quedan bien), de libros que leía sin leerlos, de cursos que no terminaba, del tacto de pieles que olvidaba enseguida. Ruido. Mucho ruido. Así caía rendida en la cama, falsamente satisfecha.
Engañada por mí misma.
Hace poco paré. Me senté al borde del camino, agotada, exhausta. Sin fuerzas para seguir. Solo me apetecía silencio.
Fue entonces cuando, ya sin buscarlo, empezaron a aparecer las señales esperadas. Los guías. Las respuestas que siempre busqué.
Sí. Conocía la teoría.
“cuando ante ti se abran muchos caminos y no sepas cuál recorrer, no te metas en uno cualquiera al azar: siéntate y aguarda. Respira con la confiada profundidad con que respiraste el día en que viniste al mundo, sin permitir que nada te distraiga: aguarda y aguarda más aún. Quédate quieta, en silencio, y escucha a tu corazón. Y cuando te hable, levántate y ve donde él te lleve”
Susanna Tamaro lo relata así en esta novela, pero yo no sabía aplicármelo en primera persona.
Hoy la he comprendido y la he recordado. Como homenaje, decido darle su espacio aquí, entre mis libros de cabecera.
Gracias Susanna.