
Todas tenemos momentos en los que el optimismo, la esperanza o la alegría brillan por su ausencia. Son aquellos instantes en que todo nos parece negro, que no podemos, que lo que nos parece más sensato es abandonar. No nos vemos capaces ni nos sentimos con fuerzas. No hay remedio.
Y nada nos sirve para salir de ese bucle negativista y autodestructor.
O casi nada.
Hoy he leído una frase que me ha impactado.
Vivo este día de modo que desee recordarlo mañana.
ESTE DÍA. Aquí está la clave.
Dejemos de pensar en el futuro (que tal vez nos parece desesperanzador) y en el pasado (que quizás añoramos). Centrémonos en el día de hoy.
Decidamos hacer de HOY un gran día.
Demos lo mejor de nosotros HOY.
Si nos cuesta, porque nos ha dado por pensar en negativo, pensemos que SOLO va a ser un día. Solo uno. ¿De verdad no lo merecemos?
Hagamos que HOY cuente.
Cada hora que pasa no vuelve.
Cada minuto es único.
Hagamos que cuente.
(Sin pensar en ayer, sin pensar en mañana)
Solo existe HOY.
Yo he decidido que mi HOY sea así.
¿Qué decides tú?