Estoy cansada.
Cansada de no poder salir.
Cansada de no poder abrazar.
Cansada de no poder besar.
Cansada de estar atada a un lugar.
Cansada de ver los días todos iguales.
Cansada de pantallas yi de palabras escritas.
Cansada de ver la vida en dos dimensiones.
Cansada de que me hayan robado las miradas de los demás.
Sí. Son las miradas lo que más añoro. Las miradas sinceras, las miradas tristes, las inocentes. Las que brillan y las que lloran. Las miradas suaves, las miradas tiernas. Las miradas expresivas. Las miradas que gritan y las que no se atreven. Las miradas duras.
Las miradas que no me pueden ocultar nada, porque las conozco demasiado. Las que intentan callar, y lo dicen todo en silencio.
En el espejo veo la mía. Y no me sirve, porque vuelve a ser otra pantalla. Otra irrealidad.
Quiero salir.
Salir para volver a oler, para volver a sentir.
Salir para volver a tocar, para volver a dejarme tocar.
Y sobre todo quiero salir para volver a mirar. Para volver a ser mirada.
Quiero salir para volver a reflejarme en otros ojos. Para recuperar mi alma.