
LA MOTIVACION NO SIEMPRE VIENE DE SERIE
La motivación es la chispa que nos lleva a tomar acción.
A veces la tenemos tan integrada que es natural seguirla. Es ese hacer porque me apetece, porque el cuerpo me lo pide.
Otras veces nos hace falta acompañamiento externo (obtener un premio o una recompensa) para activar esta motivación.
¿Y qué pasa cuando no sirve ni una ni otra?
¿Qué sucede cuando aparece la desmotivación a tu alrededor, cuando la descubres instalada en tus hijos?
Ayúdales a gestionar esta desmotivación y salir de ella. Puedes seguir estos pasos:
Para empezar, busca información.
Indaga. Ve hasta el origen (dónde se inició, por qué, qué sucedió). Para ello debes establecer una buena comunicación. Y una buena comunicación implica tiempo.
Empieza escuchando. Escuchando de verdad, con todos tus sentidos. En plena presencia.
No sirve escuchar mientras preparas la cena o piensas en tus cosas. No. Mírales a los ojos, que perciban sin lugar a dudas que les escuchas.
Si de entrada son reacios a hablar, ten paciencia. Es necesario crear el clima adecuado, un espacio donde se sientan cómodos y acogidos sin juicios. Escucha para comprender, no para juzgar. Háblales tú de tu día, de tus emociones. Comparte tu mundo, así irás creando este marco de confianza que les permita animarse a compartir el suyo.
Puede ser que descubras que no se sienten integrados en su grupo de amigos, que se sientan distintos, raros. Diferentes. Te toca entonces hacerles ver que ser distinto no es malo. Al contrario. Descubrir nuestras diferencias y potenciarlas es lo que nos hace especiales. Y cuando digo especiales no hablo de orgullo ni soberbia, sino de ver en nuestra originalidad (cada uno la suya) aquellas características nuestras particulares que tenemos para aportar al otro. Porque ser como todos es no ser nadie.
Tal vez lo que les sucede es que se aburren porque la metodología escolar no se adapta a ellos. No le ven el sentido práctico a las mecánicas de ejercicios y su mente se desconecta. O requieren de un ritmo más rápido, que les resulte más estimulante. Entonces es cuestión de reforzar la motivación en casa y hablar con el centro escolar para tratar el tema. Si lo consideras oportuno, pide asesoramiento (la mayoría de centros tienen su gabinete psicológico de apoyo).
Proporcionarles una variedad de actividades también ampliará su abanico de relaciones, al estar en contacto con diversidad de grupos. Eso amplía las posibilidades de encontrar un grupo afín a sus intereses, maneras de ver el mundo y de comunicarse.
Vigila la hiperexigencia y el perfeccionismo. Analizar tanto todas las posibles variables puede hacer que se bloqueen y se vean incapaces de decidir. Es la parálisis por análisis. Si eso sucede a la hora de elegir hacia dónde encaminar sus pasos a nivel profesional (elegir una carrera, un futuro), lo mejor es ayudarles a poner el foco en sus fortalezas y ver con ellos distintas opciones.
Si esa apatía y esa desmotivación la detectamos solo en casa, tal vez haya detrás miedos, obsesiones, creencias limitantes u otros motivos que su subconsciente controla y no ellos. En tal caso estaría bien echar una mirada a la situación familiar abordándola desde el punto de vista de las terapias sistémicas o revisiones energéticas cuánticas. Mi experiencia me demuestra que son muy efectivas.
Pídeme información si te interesa seguir profundizando en este tipo de terapias.
En palabras de Carl Jung: “Hasta que lo inconsciente no se haga consciente, el subconsciente seguirá dirigiendo tu vida y tú le llamarás destino”.