MI MIRADA

MI MIRADA

 

Curiosamente, considero uno de mis mejores atributos una parte de mí que nunca he visto: mi mirada.

La mirada lo es todo. Lo dice todo abiertamente. No sabe —ni puede— mentir. Es mi yo más verdadero y real. Mi alma al desnudo, para quien la sepa leer. Ahí residen mis secretos, mis sueños, mis desvelos, mis metas. Mi pasado, mi presente. Lo que queda por venir.

Tal vez por eso me fascina tanto la mirada de los demás, porque intento desesperadamente encontrar la mía ahí dentro.

De mi mirada solo conozco el reflejo, la imagen. La fotografía.

¡Cómo me gustaría admirar mi mirada como lo hacen los otros!

Les envidio.

Os envidio.

A ti. A todos y cada uno de los que leéis en directo mis ojos.

Yo únicamente tengo acceso a los subtítulos, a la versión doblada. A la imitación. A la adaptación satírica, pedante, grotesca, banal, burlona, viva, inocente, seductora, alegre, profunda o insustancial (dependiendo del día).

Entiéndeme, no lo digo con soberbia sino con humildad. Sinceramente.

Ser yo misma. Ser auténtica.

¿Cómo quieres que lo sea si no me veo, si desconozco la mejor parte de mí?

 

He aquí, entonces, el primero de mis tres deseos:  Verme la mirada.

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