PIGMALION EN EL AULA

PIGMALION EN EL AULA

 

En 1968, Rosenthal y Jacobson realizaron un estudio en USA sobre el efecto que la mirada del profesor tenía sobre los alumnos.

Este estudio se conoce como “EL EFECTO PIGMALION” (el título original inglés era “Pygmalion in the Classroom”) y funcionó así:

A principio de curso, un grupo de reconocidos y reputados psicólogos pasaban un test de inteligencia a los alumnos. Era un test innovador, muy completo y preciso. El resultado designaba qué alumnos eran los más brillantes y acabarían el curso con unas calificaciones excelentes y así se les comunicaba a los profesores.

Hubo dudas por parte del profesorado, ya que algunos de los alumnos designados habían obtenido hasta el momento resultados académicos muy pobres y parecían no tener cualidades destacables.

A final de curso, efectivamente se comprobó que los estudiantes que ese curso obtuvieron las calificaciones más brillantes eran los que el test había designado.

Entonces los psicólogos les contaron a los profesores que en realidad la elección de los alumnos se había hecho completamente AL AZAR. Los test no llegaron a evaluarse.

Los profesores se indignaron. Se sentían engañados. Pero… un momento. Engañados ¿por qué? El resultado obtenido por los alumnos era real, por tanto, no hubo tal engaño.

¿Qué había pasado? ¿Qué había cambiado? La MIRADA del profesor.

Al creer que el alumno tenía potencial, se le empezó a tratar distinto, se le empoderó. Y eso lo cambió todo.

Si esto lo puede hacer un profesor en el aula durante un curso académico, imagínate el poder que tenemos las madres.

A menudo subestimamos el poder de nuestra MIRADA. Y nuestra mirada es uno de nuestros superpoderes como madres. Así como tratemos a nuestras hijas, a nuestros hijos, así serán.

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