POTENCIAR LA INTELIGENCIA EMOCIONAL

POTENCIAR LA INTELIGENCIA EMOCIONAL

Howard Gardner hablaba del concepto de las INTELIGENCIAS MÚLTIPLES (1983). Esta teoría no considera la inteligencia única e igual para todos, sino que la distingue en diferentes apartados:

  • Inteligencia LINGÜÍSTICA: El dominio del lenguaje, la comunicación oral, no verbal, escrita. La habilidad comunicativa es un factor importante en nuestra vida.
  • Inteligencia LÓGICO-MATEMÁTICA: Como su propio nombre indica, está relacionada con las matemáticas: deducir, calcular.
  • Inteligencia MUSICAL: La relacionada con la música en todas sus facetas, desde la composición hasta la interpretación.
  • Inteligencia ESPACIAL: La que nos sirve para entender planos y mapas y trasladarlos a tres dimensiones. Nos permite hacernos imágenes mentales con rapidez.
  • Inteligencia CORPORAL-CINESTÉSICA: La que requiere el empleo de las habilidades físicas. Especialmente desarrollada en gimnastas, deportistas, bailarines…
  • Inteligencia INTRAPERSONAL: Implica una gran capacidad de autoconocimiento, introspección y regulación de las emociones.
  • Inteligencia INTERPERSONAL: Capacidad para las relaciones con los demás y la sociabilización. Personas que son especialmente válidas en funciones de atención al cliente, negociación, trato humano, asistencia personalizada…
  • Inteligencia NATURISTA: La desarrollan especialmente las personas que tienen facilidad para conectar con animales, plantas y con la naturaleza en general.

A mi parecer nada de esto vale mucho si no añadimos la INTELIGENCIA EMOCIONAL de la que habla Daniel Goleman (1995) y que define, muy resumidamente, como la capacidad para reconocer sentimientos propios y ajenos, y la habilidad para manejarlos.

¿De qué nos sirven nuestras inteligencias y talentos si estamos tristes, deprimidas, frustradas o desmotivadas?

Es fundamental conocer nuestras emociones y aprender a gestionarlas. Porque el ser humano siempre comunica. Hasta cuando no quiere comunicarse está comunicando que no quiere comunicarse. Y nuestra manera de comunicar nunca es neutra. Nos comunicamos en todo momento desde la emoción. Además, todo lo que hacemos o dejamos de hacer es fruto de nuestras emociones, aunque luego queramos buscarle una justificación racional.

Las dos emociones primarias son el MIEDO y el AMOR.

De ellas se derivan las 4 emociones básicas: IRA, TRISTEZA, MIEDO y ALEGRÍA.

Las emociones son pura química. Son la respuesta a un estímulo, fruto de nuestra interpretación. Y toda emoción nos pide una acción. (Etimológicamente emoción proviene del latín emovere: movimiento).

El MIEDO nos advierte de un peligro y nos pide preparación. Es el instinto de supervivencia el que habla.

La IRA suele ser fruto de una sobrecarga emocional. Nos pide poner límites.

La TRISTEZA nos lleva siempre al pasado. Aquí y ahora la tristeza no existe.

La ALEGRÍA es enormemente atractiva y placentera. Expande nuestro cuerpo.

Has de saber que las emociones no son buenas ni malas. Todas cumplen su función. No podemos prescindir de ninguna, aunque tenemos que tratarlas en su justa medida. Aquí entra la inteligencia emocional.

Te detallo a continuación los 5 pilares de la inteligencia emocional, 

que son la base para potenciarla:

  1. AUTOCONOCIMIENTO: Debes ser consciente y realizar un acto de introspección para saber cómo eres. Conocer tus luces y tus sombras —que todos tenemos— y aceptarlas. Saber cómo te comportas, cómo reaccionas, y por qué —o para qué— lo haces.

Se consigue con formación (libros, videos, audios) y acompañamiento, si es necesario.

  1. AUTOREGULACIÓN: Gestionar estas emociones.

La meditación nos ayuda a tomarnos nuestro tiempo. A dominar ese espacio entre el estímulo y la respuesta. Es ahí donde reside nuestra libertad de actuación.

  1. AUTOMOTIVACIÓN: Para cualquier causa que quieras emprender, deberás motivarte. Es la chispa que encenderá el fuego. Luego añade disciplina para mantener esta motivación inicial.

Es necesario que busques razones poderosas para tomar acción.

  1. EMPATÍA: Saber ponerse en el lugar del otro es básico para desarrollar una inteligencia emocional sana. Eso sí, hay que ser realista y comprender al otro evitando fundirse en él y perder la perspectiva.
  1. HABILIDADES SOCIALES: Tener una buena capacidad para mediar y trabajar en equipo. Aunque para algunas personas resulta más fácil que para otras, es una cualidad que puede ejercitarse y entrenarse.

Si quieres profundizar en este tema y estás interesada en mi acompañamiento para optimizar la gestión de tus emociones, te invito a que consultes el apartado de formación on line en esta web, donde seguro que encontrarás la formación que se adapte a tus necesidades.

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