
Síndrome de la amapola alta
Cuando te detestan por sobresalir
El término, también conocido como Síndrome de la alta exposición, tiene su origen en la antigua Grecia. Heródoto lo citó en sus Historias y fue versionado después por otros autores, entre ellos, Aristóteles y Livio.
En Historia de Roma, Livio narra cómo Tarquino el Orgulloso (tirano rey de Roma) le sugiere a su hijo que, para gobernar tranquilo en sus tierras, debe eliminar “las amapolas más altas que crecen en sus campos”. Ello equivalía a eliminar a los ciudadanos más destacados y sobresalientes, los que podían hacerle sombra.
¿Te has detenido a pensar porqué a la gente le cuesta valorar los talentos y habilidades de los demás sin sentirse molesta por ello? En lugar de apreciar sus virtudes y cualidades con honestidad y alegrarse por ello, la gente se siente atacada. No es una envidia sana, sino una reacción más cercana al odio. Y es que cuanto más destacan unos, más evidentes se hacen las limitaciones y carencias del resto.
La tendencia general es la de no permitir que nadie destaque para no poner en riesgo el status quo imperante. En política se utiliza muchas veces el desprestigio. En las empresas, el acoso laboral. ¿Y en las escuelas? En el ámbito académico es frecuente que a los alumnos con altas capacidades se les intente frenar para igualarlos al resto de compañeros. Así se sigue el mismo ritmo y la educación es más homogénea y justa, se minimizan las inseguridades de los demás y la posible amenaza de este talento. (Lo releo y siento vergüenza ajena)
Hay otra consecuencia, a mi modo de ver aún más preocupante. Este ataque a los que destacan genera en la sociedad un deseo a no sobresalir. Destacar se percibe como un defecto insolidario y se genera el miedo a ser atacado por ello. Así, las personas talentosas van aprendiendo inconscientemente a disimular sus capacidades para pasar desapercibidas. Estar por encima de los demás les pone en riesgo de ser incluso excluidos del grupo.
¡Cuánto potencial nos estamos perdiendo ahí!
¿Por qué tiene que ser malo alegrarnos del éxito ajeno? ¿Tan poco nos valoramos a nosotros mismos que cualquier logro ajeno lo vivimos como un ataque personal? La diferencia enriquece al grupo. Ser distinto es un privilegio.
Y ser imparavle, una decisión.
Una respuesta a «SÍNDROME DE LA AMAPOLA ALTA»